“Disfrutar de la miel es un placer dulce, pero proteger a las abejas y su entorno es un deber ambiental.”

La abeja: una parte vital de los ecosistemas

Las abejas son vitales para la vida en la tierra. Sin embargo, estos polinizadores se encuentran en peligro de extinción y muchas de sus especies están en grave declive.

Las abejas son insectos sociales y colaboradores que viven en las colmenas formando grandes colonias, lo que ha proporcionado a las sociedades humanas miel y cera de abeja desde hace miles de años. Este uso comercial ha desarrollado la industria de la apicultura, que se dedica a la cría de abejas, aunque muchas especies siguen viviendo en la naturaleza.

Con cerebros del tamaño de una semilla, las abejas son insectos que llevan a cabo sorprendentes funciones interconectadas para mantener la salud de su colmena. Dentro de lo que llamamos comúnmente abejas existen en realidad tres castas: las abejas obreras, la abeja reina y los zánganos. 

Son animales mucho más complejos de lo que se pensaba. Un investigación publicada en 2022 en la revista Animal Behaviour sugiere que los abejorros parecen disfrutar haciendo rodar pelotas de madera, sin ser entrenados ni recibir recompensas, presumiblemente sólo porque es divertido.

Esta abeja reina (Apis mellifera) pone unos 2.000 huevos al día. Aunque las hijas como el séquito de obreras que la rodean tienen padres, sus hijos se desarrollan a partir de huevos no fertilizados. A la izquierda de la reina, las larvas blancas descansan en el fondo de las células individuales.

“Demuestra que las abejas no son pequeños robots que sólo responden a los estímulos… y que realizan actividades que pueden ser placenteras”, afirma el autor principal, Samadi Galpayage, investigadora de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido). 

El trabajo de una abeja viene determinado por su sexo. Las únicas que normalmente vemos son las  abejas obreras. Una única colmena de abejas tiene aproximadamente de 30 000 a 80 000 y, de ellas, casi todas son abejas obreras. Esto significa que son hembras más pequeñas que la reina y que no pueden reproducirse.

Tan solo en algunos casos, las abejas obreras pondrán huevos no fecundados de los que nacen zánganos de un tamaño mucho más pequeño que aquellos que nacen de los huevos que pone la abeja reina.

Las abejas obreras viven una media de 105 días – y no salen de la colmena hasta los 21 días – , y aunque puede parecer una vida muy corta, las abejas en realidad tienen una mayor longevidad que otros insectos, y la duración de su vida depende de la función que desempeñen.

Además de las tareas limpiadoras, la abeja obrera pasa casi una semana cuidando y alimentando a las larvas con jalea real, una secreción nutritiva que contiene proteínas, azúcares, lípidos y vitaminas.

Las cereras construyen los paneles de cera, las almacenadoras reciben el alimento y lo colocan en los panales, las guardianas vigilan que no entren abejas de otras colmenas ni avispas y las ventiladoras generan una corriente de aire para airear y deshidratar el néctar. 

Entre todas, realizan la tarea completa de la producción de alimentos con el polen y el néctar de las flores, construyen la colmena y la protegen, la limpian, hacen correr el aire batiendo sus alas y realizan otras muchas tareas para la comunidad.

3 comentarios

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